Por accidente el clásico apagón del primer acto se adelantó unos segundos, de repente el escenario quedó completamente a oscuras.
El actor que debía hacer mutis por el foro está atrapado en el profundo negro de la oscuridad,
de frente contra un bastidor con la nariz apoyada sin poder encontrar la real salida.
Lo más preocupante resulta ser que para la escena que continua debe hacer un cambio de vesturio sustancial que lo muestra en otra faceta distinta. Decidió esperar en vez de ponerse a llorar como un niño. Pasan los minutos pero la luz bate palmas por su ausencia sin que medie una explicación.
Inclusive pensó estar muerto; aunque de la platea escucha el sonido de los envases de las desnudas golosina, y el cuchicheo del numeroso público impasiente.
De pronto sus ojos se iluminaron de color rosado brillante; y sus cabellos se esendieron de blanco neón, su cuerpo vestido de humilde gaucho Rioplatense se aprecia como una estrella en la noche. Parece el mismo diablo en persona.
Quizá un super heroe que viene a salvar al mundo de la inseguridad social.
Es la unica luz que existe, que ilumina la oscuridad. Entonces fue que alguien de la compania se colocó a su lado tratando de explicar que hay un corte total en la ciudad que no se sabe cuando volverá.
Allí fue que estalló de júbilo la platea,
en reconicimiento a las virtudes del comediante en mantenerse ensendido, iluminado.
Quién además, como para amenizar un poco la cosa, no dudo en arremeter con unas suculentas poesias escritas por su adorada suegra.


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