Su mente, dormida percibió que algo no cuadraba. Esa inquietud le despertó. Una vez despierto la realidad de los hechos justifican aquella inquietud inconsciente. Samuel se encuentra en una cama extraña, durmiendo al lado de una mujer que no conoce,en una habitación desconocida.
Samuel tiene un presentimiento. Ese presentimiento hace que se acurruque a un lado de la cama en vez de salir corriendo de aquel lugar extraño.Evidentemente no es un sueño lo que le sucede, sabe que está totalmente consciente. Sabe también perfectamente que el día anterior se había acostado en su cama sólo y lo último que había hecho antes de caer dormido era leer un un libro de un tal filósofo llamado Jaspers, ahora ni su cama, ni su libro, ni su habitación está allí.
Con los nervios más calmados y sin hacer rudio Samuel se levanta de la cama. Afortunadamente algo de luz proviniente de una faro que se filtra por la persiana le permite salir de la desconocida habitación sin tropezarse con nada. Todo está bastante oscuro, es difícil ponerese a hacer averiguaciones sobre los ocupantes de la casa: fotos, documentos o papeles. Pero el presentimiento que hace unos segundos le había acurrucado en la cama ahora le guia por el pasillo en busca del lavabo. Todos los pisos son iguales, y aún sin conocerlos uno puede intuir dónde está el lavabo. Una vez allí, Samuel enciende la luz y se mira al espejo. Aunque estaba preparado para lo que sucede, no puede evitar un sentimiento de sorpresa y zozobra. La cara que allí hay reflejada no es la suya. Se mira fijamente durante bastante tiempo. Sabe que aquella imagen no le contestará, y sin embargo busca algún tipo de respuesta en aquella mirada. Pero nada encuentra. Cuando se ha cansado de ver a aquel extraño en el espejo, con sigilo vuelve a la cama.
No necesita hacer más averiguaciones. Intuye lo que sucede. Intuye que la persona que aparece en las fotos es la misma que la que había reflejada en lel espejo. Intuye que ya no se llama más Samuel.. Intuye que la mujer que ahora duerme a su lado es su pareja. Vete a saber si por aquel piso andan durmiendo un par de hijos suyos también. Que clase de trabajo tendría? A que se dedicaría? Cuales son sus aficiones?...ahora no importan en absoluto las respuestas a esas preguntas, la vida de aquel tipo había acabado.
Samuel piensa en lo que pasará por la mañana para que no le pille por sorpresa. Le dirá a la mujer que se encuentra muy mal, que llame al médico y fingirá un desmayo. La ambulancia llegará y le llevará al hospital. Una vez allí tan solo tendrá que decir la verdad, que no sabe quien es, ni recuerda nada de su vida. Seguramente le catalogarán como una enfermedad rara de esas que ponen con el nombre del psiquiatra que las descubre: Sindrome de Karpesky, o Sindrome de Sacks… Después de que le estudien unos meses o años, si no le ven peligroso le dejarán salir y volver a su casa con un programa de integración.
A Samuel le resulta fácil pensar en todo esto y aceptar tan rapidamente una situación tan absurda. Hacía muy poco había escrito una historia donde sucedia algo muy parecido a lo que ahora a él le estaba sucediendo. Una historia que le había obsesionado durante bastante tiempo.
La cama está muy calentita, Samuel se acurruca en un rincón. Siente el dulce cansancio de cuando llega el sueño. Se alegra por eso, al menos en aquella vida espera no padecer el insomnio de su vida anterior. Justo instantes antes de dormirse la mujer le abraza. Le besa la nuca. Le muerde la oreja y le susurra algo al oido:
-¿ Bent nog hier u?. It' s beter u gaat alvorens mijn echtgenoot aankomt.
Pero para entonces Samuel ya está dormido, y no puede escucharlo.
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