Quisiera poder decirte lo que ayer no pudiste ver en mis ojos, pues el telón de lágrimas que los cubría lanzaba tantos reflejos diferentes que no se si los pudiste apreciar. No se si pudiste ver en el río de diamantes que corría por mi rostro ese destello de alegría, esa luz de felicidad que hiciste brillar con tus palabras. Palabras. Era lo único que necesitabas, y fue lo único que me diste para que volviera a sonreír, no sólo con la estructura ósea que forma parte de mi cuerpo, pero también con mi corazón y con mi alma que volvieron a sentirse queridos, después de que alguien dejo de arder de amor y empezaron a morir de frío.