Pasitos en un pentagrama
y un sin fin de voces colgadas
de las notas escriben tu nombre
Rígida la sinfonía persiste
en bocados de labios sedientos
... descansa,
sobre el teclado del piano
la sangre fluye
y se detiene.
Ahora da pequeños saltos
mientras, las notas
salpican al tímpano
se zambullen en el macizo silencio
¡No corras!
Entre cuerdas livianas te sostienes
y como espuma te dejas diluir
mezclándote con el sonido más hermoso
y saltos...
y pasitos...
y risas...
y notas...
la sinfonía me lleva
a bailar, a bailar sin parar en la sala
estoy descalza y salto con los brazos extendidos
con el roce de la ropa
y el sonido,
me excito
y danzo
y río
y salto
la ropa ya no esta
siento el suelo en la planta de los pies
ahora, apenas en los dedos...
me dejo caer, la sinfonía me sostiene
me levanta y vuelve a comenzar
Rígida, excitante
sin el sonido me dejo caer
suspiro en el espasmo...
riendo estoy,
desnuda sobre la alfombra.