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DOMINGO DE PLAZAS

(a espaldas de la Catedrál)



Me detuve a descansar y me cobijé bajo la sombre de un viejo Aromo.

El sol esa tarde hacía gala de su potestad y asediaba su ambarino y luminoso poder. Jadeante me senté con la vista extraviada en el centro de la plaza; un hombre de traje azul y camisa blanca apareció sin mostrar signos de cansancio, cruzó con tranco firme entre las palomas que audaces e indiferentes le cerraban el paso, frenéticas en la búsqueda de su alimento picoteaban, hiriendo con rudeza las desgastadas baldosas. Se detuvo a unos cuantos metros de la glorieta junto a la Fuente surtidora de aguas. Vi, cuando dando la espalda a la Catedral, tomó un largo aliento llenando de aire los pulmones y un inesperado -. Alabado sea Dios.- tronó desde su garganta, llenando la plaza con voz pétrea y clara, provocando el vuelo asustado de las palomas que todavía se resistían a concederle algún espacio. El adormilado heladero y el fotógrafo giraron con violencia sus aletargadas cabezas, buscando al dueño del vozarrón que los sacaba del sopor veraniego a esa perezosa hora de Enero. Luego, continúo poco a poco y murmurando, abrió la Biblia hundiendo sus ojos en ella, la leyó en silencio moviendo los labios leves.

La posibilidad para evadirlo era abandonar la placidez de la sombra y salir a los dominios del sol, al adoquinado candente, a pelearme con el agobio y con el salino sudor o simplemente quedarme e intentar que su voz se elevara por sobre mis oídos, por sobre los arboles y la experta Catedral, para no escucharlo y evitarnos la molestia, con la que tantas veces nos encontramos por las calles y plazas de nuestra ciudad.

Sería por el letargo de la tórrida tarde, sería por el sol despiadado y abrasador, que estoy cierto, que igual que yo, los otros que se habían refugiado allí a la sombra de los Aromos, sin darnos cuenta siquiera, estabamos prestando atención.

- ¿Cuándo? -. Elevó la voz roqueña mientras cerraba la Biblia -. El hombre recobrará la conciencia de las grandes desigualdades sociales, económicas, políticas y culturales para comenzar por fin, la urgente transformación y superar las grandes distancias y equilibrar las enormes desigualdades.

- ¿Cuándo? - El desarrollo no será solamente para un grupo de escogidos.

- ¿Cuándo? - La tecnología y la ciencia nos traerán los grandes beneficios que hoy nos proponen.

- ¿Cuándo? - Vendrá a nosotros esta segunda redención y tal vez por fin, ¿cuándo? Nos daremos cuenta, que esta redención nacerá de nuestras propias manos, guiadas por nuestro espíritu cristiano, dispuesto a ponerlo al servicio de toda la comunidad, para que la convivencia humana, sea por fin más fraterna y solidaria.

Ahora, ya no deseaba irme, estaba por decirlo de alguna manera, entusiasmado y complacido con lo que el señor del traje azul y camisa blanca nos estaba proponiendo... de espaldas a la Catedral.

¿Dónde? -. Continuó cautivando nuestras miradas.- Más allá de los partidos políticos es posible recoger el clamor de los pobres, las angustias y lamentaciones de los desposeídos y puedan hablar aquellos que no tienen o le acallaron la voz.

¿Dónde? Más allá de los partidos políticos, repitió mirando un bus de policías que se detuvo cerca de él y un oficial que fue el primero en bajar, le miraba con atención mientras se acomodaba la gorra.

¿Dónde? Es posible defender al hombre, a todos los hombres sin excepción, de sus verdaderos derechos, porque todos somos hijos de Dios y somos su semejanza.

Los evangelios - continuó - nos instan a mantener viva la esperanza de los hombres y de los pueblos oprimidos. - Golpeaba la Biblia con su mano izquierda - Cómo entonces, protegemos a los desamparados y a los huérfanos, o ¿ Debemos, por "un espíritu cristiano," tener prudencia, condescendencia y acomodarnos en silencio, a los avatares de nuestro tiempo?. Sabemos - decía - cuáles son los mecanismos que engendran la pobreza; sabemos también, cuáles son las estructuras que acallan y oprimen y con qué facilidad olvidamos la ruta emancipadora que Jesucristo nos enseña.

El nutrido contingente de policías, infaltables en esta plaza, se acercó aún más y se notaba que, al igual que nosotros, estaban todos poniendo atención.

Cuántas veces hemos escuchado la frasecita aquella de "soy apolítico" -. Lo dijo y sonrío -. Como si la ética, la moral o la economía, la educación o la salud, fueran indiferentes a la perspectiva de la fe, indiferentes a los ojos de Dios. Sin darnos cuenta que esta postura de "indiferencia", es también una posición política, pues con este silencio se legitiman las políticas empleadas por el estado y sus organismos opresores.

– Lo dijo, extendiendo su brazo acusador y apuntando con su Biblia a los, ahora, molestos policías.- Acaso, continúo, no debiéramos abandonar esta conveniente postura ante los gobiernos y mirar por los hombres, a los cuales "Cristo ofreció su vida" y cuestionar todas aquellas maniobras políticas y económicas que nos alejan de las conductas cristianas, cuyas costumbres tendríamos que estar dispuestos a defender.

- La verdad, no me había percatado hasta ese momento, del número de personas que se había acercado a este señor de traje azul y camisa blanca, que sin sudar siquiera y con su Biblia bajo el brazo, continuó -.

Los valores de justicia y de verdad – la plaza entera vibró con las palabras recién dichas; el oficial de policías, goteando bajo su gorra, estaba ahora al frente de su banda con rostro preocupado y mirada esquiva, la que paseaba entre el hombre de traje azul y nosotros, su sorprendida asamblea.

Solidaridad – continuó - amor al prójimo. O será, acaso, que estos valores, ya no urgen, ya no corre prisa alimentar al que tiene hambre. Dar de beber al que tiene sed. Recibir al forastero. Vestir a los desnudos. Visitar a los enfermos, a los encarcelados. Ya no corren prisa las auténticas necesidades de nuestros hijos, los niños, los amados de Jesús.

Es probable – Decía - que no se necesiten revoluciones ni sociedades marxistas, pero sí leer a la luz de la fe, el problema de la marginalidad, de la salud, del desempleo, de la violencia, del hambre y la drogadicción.

Dios no nos ofrece otro mundo – decía entusiasmado - Lo que sí ofrece es un mundo nuevo, renovado y restaurado por la fe, el amor a Dios y al prójimo, en donde no existan las deshumanizaciones. Serán éstas barridas de la faz de la tierra, dice el Gran Libro porque "buenas nuevas llegan a los pobres". - Elevaba su Biblia al cielo y a la espera de esas Buenas nuevas sonreía.-

"Que venga a nosotros su Reino", "que se haga su voluntad aquí en la tierra como en el cielo".

Su voz tronaba por la plaza, por entre los árboles y nuestros oídos atentos.-

-. Si Dios no deseara que los hombres siguieran estos caminos, no hubiese enviado a su hijo predilecto a enseñarnos y guiarnos, a dejar su herencia de misericordia y de bondad, a dejarnos de legado la justicia y la verdad. –Remarcaba cada sílaba de Justicia y Verdad, mirando al oficial que con transpirada ira y desprecio también lo miraba.-

- A morir por nosotros y resucitar, que es la mayor gloria del hombre; resucitar al amor de Dios cuando el Reino esté ya presente.

- Hemos sido comprados a gran precio.- dijo paseando su mirada por nuestros ojos alertas.

- Por la sangre de Cristo hemos sido comprados. Y elevó sus manos al cielo sosteniendo su libro con la punta de los dedos.-

- Somos libertos por su sacrificio en la cruz, "No os hagáis esclavos del hombre", nos insta Pablo; "que no nos engañen con razonamientos huecos, porque en otro tiempo éramos de tinieblas, pero en el presente somos luz del Señor; pórtense como hijos del Señor, como hijos de la luz, porque los frutos de la luz son la bondad, la justicia y la verdad bajo todas sus formas". "Transfórmense en sacrificio vivo y santo, que agrade al Señor nuestro Dios; no sigan la corriente del mundo en que vivimos, no marchen al ritmo de los sones militares, ni de aquellos civiles que son la comparsa, porque séquito de ladrones ellos son. Transfórmense por la renovación de sus mentes; así, sabrán ver cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, lo que le agrada, lo que es perfecto".

"Cumplamos con lo más importante de la Ley: La justicia, la misericordia, y la verdad".

El oficial dio una orden y una veintena de secuaces comenzó a caminar presurosos hacia el hombre de traje azul y camisa blanca. Las palomas, enderezando sus cabezas, otra vez se pusieron en movimiento, dejando el lugar de sombras en el que se habían asilado.

El heladero intentó volver a sus ventas incorporándose sobre su triciclo y resonaron sus tres pequeñas campanas que a lo lejos brillaban.

El fotógrafo, aunque no tenía clientes a quien fotografiar, hundió la cabeza en la bolsa negra que colgaba de su vieja máquina, que reposaba añosa sobre el trípode de madera e instintivamente, tomó el obturador con su mano derecha.

El Lustrabotas que estaba a mi lado recogió la escobilla hurgando en su lustrín con una mano y en la otra apareció con un pote de pasta de zapatos café; en su perturbación, dejó caer el diario que había olvidado sobre su única rodilla.

Pasar por alto esta tarea - tronó sin temor - a pesar de la cercanía de los policías, es perder la oportunidad de continuar la vida con Dignidad, alejarnos de la confusión y del Miedo, de la soledad, la desesperación y del aislamiento que tantas veces nos imponemos.

En el amor que Jesucristo nos dispensó, junto con su sacrificio, nos ofrece también las herramientas necesarias para optar por la libre gracia y por fin, perder el miedo.

Se lo llevaron a rastras, con su Biblia en la mano y pegada a su pecho. La voz pétrea se escuchaba aún cuando estaba dentro del bus.

- Alabado sea Dios. Verdad y Justicia -

Impávidos, nosotros, continuamos en silencio, sentados en estos bancos que desde hace ya tantos años no nos pertenecen.

Solo las palomas en su aletear furioso volaron alborotando la plaza después del disparo

El pregón nervioso de un vendedor de diarios se escuchó calmando a la plaza, alargando la “o” vociferó “El Mercuriooo”

Sentado en silencio continúe junto a otros a la sombra de los Aromos.

Tragando junto a la saliva... la vergüenza del miedo...

Y la degradación del silencio.

Texto agregado el 23-11-2008, y leído por 311 visitantes. (0 votos)


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