En la habitación matrimonial se escuchaban los peores ruidos de violencia. Y las vecinas que aquel condominio se acercaron (a la puerta de aquel departamento) a husmear. Y se pusieron a reír, todas, con sus manos en la boca. Ya que era realmente increíble… Era un matrimonio ideal, ella (la esposa) lo decía. Ya nueve años sin una pelea… Muchas risas de allí salían… Nada de riñas. Amor envidiable…
Y el ruido a vidrio rompiéndose y madera crujiendo era cada vez mas intenso. Los gritos de la mujer, parecían no conmover… Los insultos del hombre, parecían divertir… Qué realidad más cruel mostraban aquellos dos, que vivían en un sueño, el sueño de cualquier pareja.
Los vecinos del condominio, todos, respiraban profundo y al fin podían alzar la frente y decir que ellos no eran los únicos imperfectos… Todo había vuelto a la normalidad, ya que el clima de envidia se había perdido, mientras el ruido de golpes y gritos aumentaban al ritmo de esa alegría machista.
- Maldito, cobarde, como te odio. ¡Perro! (decía la esposa)
- Perra vos… (decía el marido) Mientras aumentaban los golpes y las cosas se rompían…
Las vecinas, sin interrumpir, y con su carcajeo activo, regresaron a sus departamentos… Al llegar, sus maridos esperaban con ansias, y ellas con gran júbilo, tomaron a sus maridos e hicieron felices a los imperfectos… Y pronto el condominio fue inundado por gritos de placer, gemidos y más gemidos…
En la habitación matrimonial habían cesado los ruidos. Todos los demás hacían el amor.
Ellos (Marido y mujer) Dejaron de simular esa pelea. Ya no hacía falta. Se habían dado el gusto de pelear por primera vez en nueve años… Ambos se abrazaron y prometieron hacerlo más seguido, ya que les hizo bien, eso de tirar las cosas e insultarse…
- Te amo mi vida. (Dijo la esposa)
- Yo también te amo. (Dijo el esposo) Mientras agarraba su mano tiernamente y el condominio entero jadeaba, ya casi, llegando al orgasmo.
Will
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