Tú reduces mis enojos,
Y mis iras incontenibles,
A cenizas que soplas
Como molestias intangibles,
¡Si supieras cuánto fuego
Las motiva desde mis adentros!
Pero pierden sentido
Cuando sonríes y te acercas,
Cuando estás conmigo,
Las derrotas, te las llevas…
¿Cómo lo logras, hechicero?
¿Cuál es el secreto para doblegar almas intuitivas?
Tú has logrado detener el tiempo,
En cada beso, transportarme
Llevarme a otro espacio,
Llevarme lejos y abrazarme…
¡Si supieras ese vértigo
Que yo sentía antes,
Si alguien me elevaba
De esa forma por los aires!
Peor al temor lo olvido,
Cuando sonríes y me tomas de la mano,
Cuando me llevas contigo,
Me enterneces, me seduces…
Tú sostienes con tus ojos
Y conservas con tu boca,
Tú enarbolas con tu alma…
Con la fuerza de una tempestad
Y la luminosidad de un amanecer,
Así enamoras, con tu ser,
Con la claridad del agua transparente,
Con la belleza de un rojo atardecer…
Y ahora me toca decirte,
Que te amo, niño mío,
Tú me sujetas a tu cuerpo,
Tú me desnudas con una mirada
Con un roce frío…
Y yo te llevo en mi alma,
Te llevo inmerso, conmigo,
Para que nunca me hagas falta,
Ni como amante ni como amigo…
Y yo te guardo en mi corazón,
Te arropo y allí duermo contigo.
Para que nunca te haga falta
Sentir que recibes mi cariño…
Para tus ojos café,
Para tu sonrisa diáfana,
Para la dulzura de tus labios,
Yo dedico una balada…
Que la oiga todo el mundo
Y que hasta el cielo se eleve,
Y que mientras siga la balada:
Que los latidos de mi corazón
También suenen…
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