Herejes tus deseos me laceran,
abren mi columna vertebral,
al límite del éxtasis, mis nervios,
tensos como cuerdas de metal.
Tan sólo imaginarte me desarma,
desmantela tu voz ,mi voluntad,
navegando mi piel va tu lujuria,
quemándose en la sal ,
olas de sangre dentro de mis venas,
maremotos violentos en mi mar.
Me divides en miles, me doblegas,
me sometes a tu reino de placer,
de rodillas mi razón te pertenece,
convicciones entrego a tu merced.
En tu capricho carnal me desdibujo,
y de tu carne vuelvo a renacer,
cada pétalo que dejas en mi cuerpo
como agua clara para calmar mi sed.
mientras deshojas tu rosa del deseo,
abre sus labios mi rosa del placer.
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