¿Te parece si te permito llorar con un esfuerzo mínimo?, quizá incluso te descubra el dolor de la rodilla como los nuevos lunares que determinaron tu rostro. Tal vez mire entre las cicatrices del lado derecho de tu cara y encuentre esas mordeduras que hablan desde lejos sobre un ataque felino. En ocasiones, puede que permita que tus palabras se hagan tibias y lleguen hacia donde nunca creen elevarse. Algún dia podrías señalarle al tiempo tu dirección preferida y los soplos formen una diadema en tu cabello lento. ¿Tomarías en ese instante la decisión correcta?. Yo no te cambiaría nada, y tú al menos, me contestarías que sí necesitas hacerlo. Eres tan holística para vivir que nadie recuerda que tus gestos son como marcas territoriales de un animal salvaje. Te hundes en tus recuerdos duros, y de tanto entrar ya no puedes vivir sin ellos. ¿Cómo puedes sobrevivir sin octubres felices o febreros encantados?. Yo no sé, pero me parece que tus palabras cuentan con espinas que sólo en tu destino se clavan. Creo que te entiendo cuando sonríes, pero la duda atormenta mis acciones para ser condescendiente. Quieres la indulgencia de los vivos, porque sabes que ellos son el peor consuelo de tu tristeza. Nunca habías visto tan lejana la muerte, ¿verdad?. No te pediré que grites tu rabia, ni que tus piernas con sangre sólo húmeda te lleven lejos de tus verdades tan bien cuidadas. Pero, algún día, tendrás que dejar de fruncir el ceño y ser experta en debilidades. Quítate el profiláctico del alma y olvida que alguna vez te enseñaron a contar. Algunos llegan a tiempo; otros, cuando tienen tiempo. Y yo, porque soy tú, estoy aquí para dejarte en evidencia a cada instante, frente a cualquier atisbo de la niñez que escondiste en tu propio desorden del cuarto, y te dejaré ganar cuando juguemos a la escondida. ¿Te parece si te permito sonreír con un esfuerzo mínimo?.