Y cuando el silencio penetro la oscuridad de esta noche desvelada, supiste acurrucarte en mis brazos y resbalar mi piel con tus lágrimas. No entendí como el tiempo te toco tan poco, después de llevarme a mí por caminos tumultuosos y prometerme tu aislamiento eterno. Duro tanto que volvimos al principio, a cuando no te quise soltar. Era una noche como tantas otras, la fría brisa se posaba en tu desnudo casi como un abrigo, y te envolvía el reflejo luminoso de una Luna temblorosa. Que tan distinto q te ves ahora, aquella persona q eras antes se te debió perder en algún desierto y sé que no hay nada q te motive a buscarte. Pero sin embargo el tiempo no te toco. Sin embargo en esta noche te adosaste a mi cuerpo y me prometiste regresión. Y cuando el silencio termino por invadir el espacio entero, nos dimos cuenta que en la oscuridad nuestros gestos se percibían cada vez menos, hasta que nos soltamos perdidos por el deseo. Entonces preferí conocerte como un viajero, un extranjero perdido a quien mi cara le traía recuerdos de alguna joven arrugada, que por esta noche solitaria quiso volver en el tiempo y encontrarla reflejada en mi mirada. No me sentí esa persona, ni pude fingir un poco de simpatía, pero te mantuve firme en mi seno, hasta q lentamente te fuiste desvaneciendo. Y cuando el silencio penetro la oscuridad de esta noche desvelada, supe que en mis brazos ya no había nada.