Desde ahora y para siempre
la talla del tiempo me forjó
un laberinto de cielos
y un solo señor.
desde el nicho virginano
amé tus heridas
de pájaros y alas
amé el madero vacío
despúes de que fueses descolgado.
Desde el óbolo de universo
hice míos los dolores de tus manos
que labraron la tierra de los hombres
para que forjaran uno a uno
los clavos de la redeciòn.
Desde mi propio templo
cuerpo del Señor
hago pública mi entrega
al servicio de Nuestro Señor Jesucristo.
Asi es y asi será.
Texto agregado el 21-11-2008, y leído por 113
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Lectores Opinan
21-11-2008
Muy buen poema, gracias por compartirlo. ***** JAGOMEZ
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