Duele tanto pero tanto la cabeza y aun asi es necesario correr el riesgo de escribir. Y sin embargo las letras se tornan esquivas, las ideas se desvanecen de a poquitos, se esconden como esa luz que atrae mi atencion alla en aquel techo.
Es preciso confesar que la migraña devoro de un mordisco la inspiracion y aun asi sujeto este lapiz con timidez, temiendo que la cursileria se apodere de el. Desde el estomago regurgito imagines ya saboreadas, para exprimirles un poquito de cualquier cosa y de esa forma no desfallecer como una bruja calcinada por las llamas conformistas de la mediocridad.
Hay que transpirar esas dudas que punzan dentro, hay que destrozar esa fachada de gente intachable, de esa que se escuda detras de palabras aprendidas, pero que a traves de cada vocal traen enredadas pestilencia, la cual podria llamar cobardia.
La frustracion pelea en mi conciencia entre un monton de reproches arropados con gritos que quisieran salir a emborracharse en tu camuflada verdad y quizas vomitar sobre esa juagada cara de honestidad.
Aun duele la cabeza y esa luz que atrae mi atencion continua escendia a lo mejor la cobardia y la mentira se revuelcan alla arriba, mientras la ulcera hace lo suyo.
La vanidad se agazapa entre el Tic-Tac que abraza su brazo; que ridiculo espectaculo, por que nadie le bota de un puño esa aparente transparencia, pero que va la novela continua, en medio de comerciales que revuelven las ideas, mientras la musa se queda dormida. Y asi avanza el dia, entre reflexiones carentes de echos y las ganas de acariciar la peculiar realidad.
De repente una sonrisa maliciosa se cuela en los labios y no quiero reir pero algunos sucesos arrebatados de las naguas del impulso femenino bien merecen una enorme carcajada aunque algun par de orejas se sonrojen, hay remordimientos que ensucien el aura.
Tal parece que las gansa de descargar las toneladas de palabras nublan la coherencia y afectan mi estabilidad mental; se hace necesario entonces cancelar las deudas pendientes amortizando las multas causadas por el incumplimiento de promesas pactadas y a lo mejor el terrible dolor de cabeza disminuzca. Ya se acaban las ideas idiotas y el lapiz quiere dormir y solo me queda un ahoja llena de letras y la cabeza que duele y duele.