Caminando esta tarde sin rumbo, me encontré en aquella avenida que solía ser mi refugio infantil, voy subiendo y de repente me encuentro con aquel viejo árbol donde solía trepar y desde allí ver la ciudad, ahora demasiado pequeño para mi, empecé a hurgar en la memoria y a recordar la gente que por allí pasaba; cuando de niños con los viejos amigos solíamos buscar cada uno su árbol y desde allí jugar a los barcos, PUM! se hundió tu acorazado, las bocinas de aquellos años no tan estridentes como ahora, alguna que otra niña que imaginaba ser el amor de mi vida, en fin un montón de recuerdos que quedaron en ese baúl dedicado.... a la Vieja Ciudad.