La tarde no es hoy lo suficientemente gris como para deprimirme, mas bien me gusta. Creo que cada vez que el calor se aleja de mi me invade un alivio sencillo, casi imperceptible, que casi, casi logra dejar el Ativan guardado en el cajón. ¿Será que ya no lo necesito? Ni idea, pero no es lo que me interesa, asi estoy bien, distingo en el silencio la lejanía de un par de avenidas grandes, y pájaros. Supongo que esas avenidas son el reflejo de tanto barullo emocional, y los pájaros son como la burla de lo que sobrevive y se eleva.

Olvidé el aniversario, que mal. Pero no creo que tanto, en realidad yo misma inventé la fecha buscando un aproximado, porque originalmente a él no le importaba, y mira, ahora que ha pasado tanto tiempo se instala en ser cursi y llega con esto. Por supuesto no tuve ni idea de que día era hasta un rato después de que acabaron sus reclamos.

Cuando se va le extraño tanto...