Preguntó un día mi hija Candela: ¿ Porqué eres calvo?
Pregunta a la que estoy habituado por parte de los niños dada mi profesión, la cual sugieren con su habitual y tierna crueldad. A ello siempre respondo que la culpa la tuvo un maldito resfriado, pues tal fue el estornudo, que todos mis cabellos cayeron al suelo y cuando fui a recogerlos un viento racheado se los llevó y aun ando buscándolos...
Tal explicación es creíble, pero ustedes que se creen muy listos por su mezcolanza sanguínea no las tienen todas consigo.
Otras explicaciones son posibles, lo sé, y hay quien sugiere que se debe a un marcado gen que dice "hasta aquí llegaste, melenudo". Pero no creo esto, es más, mi experiencia me dice que se debe en realidad a la vida, esta mierda de vida que nos hace sufrir determinadas consecuencias, si sumamos la cantidad de hijos de puta que a lo largo de nuestra vida se nos cruzan, el resultado es quedarse calvos. Lo normal es perder el pelo a la vejez, si la suma es simple, pero yo me encontré muchos hijos de puta antes de los treinta, esto se lo contaré a mi hija cuando crezca...
Ahora bien, una vez calvos, hay que ser dignos, y lucir la calvicie con humildad y orgullo, esos tipos que se dejan los cabellos de un lado hasta el cuello y luego se los llevan al otro lado como una mantita de picnic merecen la muerte o la lectura de un cuento de tres mil palabras de madrobyo.
La calvicie no tiene solución, o sí, depende, si puedes gastarte seis mil euros en un implante, pero mi condición de mileurista sólo me da para teñirme de betún la perola.
Quedarse cartón no es tan malo ( consuelo del tonto), algunas mujeres basan la virilidad del hombre en su grado de calvicie, pero es falso, todos sabemos que la palma de la mano marca en realidad la pollita o el pollón de cada uno.
Ventajas, ahorras champú, no gastas peine ni gomina y puedes usarla de chupón con una buena vagina, pero no sufran, en cien años todos calvos, y cuídense el resfriado, por amor de dios...