La suciedad
escapa por la planta de los pies,
que pisando vidrio anhelan
encontrar un poco de vida.
Nada limpia la mañana,
cuando cae por su ausencia.
Retazos de jazmines torturados
en un libro antiguo,
secos como las manos
que se suicidan en las madrugadas
y resucitan al mediodía
y entonces la escena repetida,
la suciedad
escapando por la planta de los pies,
los pies buscando vidrios
para limpiarse desde adentro,
esperando un milagro de lluvia,
los milagros
ocupando esquinas lejanas.
Ahora
solo un poco de carne amontonada
descansa junto a los vidrios,
y un charco de sangre vieja
acompaña las mañanas
que caían por su ausencia,
ahora
alguien va por la vida,
buscando sus pies…