Siento una oscuridad fría levitando dentro de mi pecho.
Voy por un rumbo que no tiene destino; exento de luz.
Cual marinero arrivando en una noche de tormenta,
que no encuentra la guía tranquilizadora del distante faro.
La noche se divierte en mi ser, cada vez que te recuerdo,
pues trae a mí el dolor intenso, de la ausencia de tus besos.
El resonante golpear y golpear de tus caricias en mi piel,
atormentan mis sentidos, los engullen, y los liberan,
a cambio de una mueca de angustia, y una lágrima de perdición.
Miro mi mano escribiendo estas líneas, y percibo un temblor en ella,
¡ Cual suplicante grito despavorido llamándote! buscándote, donde sé que ya no estás.
Mi espíritu ya no es tranquilo, miro en todas partes, y el tiempo me aterroriza.
Sólo encuentro un poco de paz, en la negrura de mi dolor, en el llanto, en el olvido.
Escribo líneas como gritos, que nacen en mi pensamiento, se extienden por mi pecho,
Refulgen de insistencia en martirizarme, ¡ hasta salir por mis manos en este escrito !
Sólo en la noche oscura, donde una lluvia asoma su amenaza,
salgo a vagar por caminos de incertidumbre.
Y cuando un estallido de inmisericordiosos recuerdos hacen agonizar mis ojos,
cuando horadan tanto los golpes que invitan a derramar mis lágrimas,
siento que la fría lluvia abraza mi cuerpo, y puedo desahogar el llanto,
sin que esos seres que me aterrorizan, ¡ y el tiempo ! ¡ ingrato tiempo ¡ , se burlen de mi dolor.
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