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Inicio / Cuenteros Locales / andre_laplume / Mi bulin de la calle Maipú

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Por los años sesenta tuve un cotorro en la calle Maipú casi esquina Viamonte, Maipu712, 2do, piso, ascensor, “pisito que puso Maple”, lugar del que guardo recuerdos inolvidables. Me surgió la idea de escribir esta nota después de haber leído un relato de Uriel Bederman, que hoy publica en Igooh, bajo el titulo de “Una revolución sobre la calle Maipú", que por cierto vale la pena leerlo. Por aquellos años ya hacia tiempo que era un lugar micro céntrico de la ciudad, y se sufrían algunos de los inconvenientes que se fueron agravando con el paso de los años, algo similar a lo que sucede en casi todas las ciudades importantes del mundo. En lo que a mi concierne, puedo asegurar que no la pase mal. Era joven por aquel entonces y vivir en este lugar me ubicaba cerca de todo lo que por aquellos años la ciudad ofrecía y que no era por cierto la cercanía a Puerto Madero, que si bien es un progreso edilicio, es un lugar sin alma, que me resulta detestable. El hecho de contar con “matadero” propio facilitaba reuniones con amigos y por supuesto amigas en largos fines de semana, que les asevero no son fáciles de olvidar. Nuestro lugar de reclutamiento era un barcito ubicado a media cuadra de la facultad de psicología, donde concurríamos por las tardes, ya que era el lugar propicio para desplegar mis habilidades de conquista. Las estudiantes de Filosofía, lo mismo que las de Sicología, fueron de siempre mi manjar preferido, por lo cual me encontraba a mis anchas en medio de esas chiquilinas intelectualoides, de pollerita corta, lentes freudianos, que gustaban de acariciar mi barba, al tiempo que me observaban con carita neurótica y desconcertada. Eso si, las ayudaba con Lacan, con Freud, y mientras ellas analizaban las implicancias del fenómeno de la transferencia, “Andre, elaboraba la mejor estrategia para transferirlas al bulo de la calle Maipú, para profundizar conocimientos, escuchar buena música, mucho tomar mate, ginebra con hielo y liberar represiones para concretar la catarsis que nos libraría de todos los quilombos que rondaban nuestra mente. Al fin y al cabo, eran tiempos intensos y de la puerta para afuera pasaban muchas cosas..

En la esquina de Paraguay y Florida se tomaba el mejor café de la ciudad, además de ser un lugar muy confortable. No puedo dejar de mencionar a radio El Mundo, por aquellos años, ubicada en Maipú al 500, transmitía programas en vivo y contaba con un amplio auditorio donde podíamos presenciar y escuchar los mas variados espectáculos en forma gratuita.

Por radio el Mundo desfilaron grandes artistas, orquestas de tango, muchos amigos, entre los que se contaba el poeta, locutor, y escritor Alberto Thaler que falleció hace un par de años y dejo algunos libros en los que dio testimonio de su amor por Bs, As, sus famosos Cuentos del Tío, o Historias de un Peatón, son el mejor ejemplo de esta pasión.

En la esquina de Maipú y Paraguay se destacaba un viejo bar y almacén, donde se saboreaban los mejores fiambres y los mejores jamones serranos, que eran la delicia de los comensales entre los que por supuesto yo me contaba. “El Bar Moderno”, a unos metros de la esquina, era otro de los lugares de culto..Era un bar en realidad antiguo a pesar del nombre, con mesas de madera oscura y piso original de baldosas negras y blancas.. Solía pasar largas horas fumando un habano, tomando café y leyendo, a tiempo que veía desfilar artistas, pintores, escritores, que solían frecuentar el lugar, entre ellos a Jorge Luis Borges, que tenia su departamento en la esquina de Maipú y Charcas, domicilio que compartía con su madre, Leonor Acevedo y su fiel ama de llaves.

A veces me sentí tentado a presentarme, decirle cuanto lo admiraba, pero siempre predomino el recato, me sentía mas que satisfecho por el hecho de verlo, de poder conocerlo personalmente. Después fui asiduo concurrente a la presentación de sus libros, y a los posteriores debates..A mediados de los sesenta se termino de construir la “Galería del Este”, se fundo el “Instituto di Tella”, que fue un lugar emblemático para la vida socio cultural de la época .Dirigido por el magistral Romero Brest , uno de los hombres mas brillantes de la intelectualidad de su época , y también surgió el movimiento hippie., que revoluciono con sus consignas las costumbres de una sociedad poco preparada para la comprensión y mucho menos la aceptación de todo lo que esta filosofía de vida implicaba.

Es verdad, hoy podemos coincidir en que Buenos Aires no es la misma. La problemática actual hace que la gente viva absorbida por las obligaciones, día a día crecientes. Por eso esta bueno la idea de estos carteles que invitan a que la gente se humanice un poco, que mire el cielo, que sonría La ciudad indudablemente se vulgarizo, así como se vulgarizo la cultura en general, es la era de “Show Match” en el que una participante reclama que no se le agregaron puntos a pesar de haber mostrado las tetas. A pesar de todo, la Ciudad, conserva una vida cultural importante. El problema es que no esta al alcance de toda la gente, los espectáculos son caros. Hoy un libro o una obra de teatro se escapan de las posibilidades de quien no tenga un sueldo de cierta importancia. Pero a no ponerse tristes, la cosa puede cambiar, hay que dar esa oportunidad.

De mi parte puedo decirles que a pesar de no haber visto el cartel que invita a mirar el cielo y sonreír, en principio porque hace mucho que no camino por Maipú y Corrientes, para mi esa esquina es un lugar mágico.. Me recuerda las noches en las que solía encontrarme con mi padre, que vivía por la calle San Martín, se venia hasta la roticería del restaurante “El Mundo”, ubicado por la calle Maipú a unos metros de Corrientes, para comprar un pollo con papas soufflé, y de paso mientras esperaba, compartíamos un café y charlábamos un poco. Después ya con el pollo en mano, abrazo y beso mediante, nos despedíamos. El caminaba hacia Corrientes y yo para mi casa, me costaba trabajo separarme, mas que después de caminar unos metros solía darme vuelta y lo veía parado en medio de la vereda, mirando como me alejaba.

Andre, Laplume

Publicado originalmente en www.igooh.com

Texto agregado el 20-11-2008, y leído por 316 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
27-06-2010 Pero que buena la descripción que haces de las estudiantes intelectuales de psi y pseudos lacanianas. Mucha ironía, mucha frescura, tripa y ganas de escribir joder. Que me ha encantado señor, pero mucho mucho. atara
26-05-2009 Pluma agil, sentida, verdadera. Los recuerdos de Bs. As. trasladan al viajero a sus esquinas, su gente, Borges, los recuerdos que no requieren calle, ni membretes ni nada. lindero
26-04-2009 Son tantos los recuerdos y tantas las citas que en este apretado recordatorio realizas que habría mil historias para profundizar, si quiseras detenerte a hacerlo. Reflejas la ansiedad con que se vive en esta ciudad mencionando vivencias y sentimientos de diversas épocas, lugares, personajes; me hiciste recordar a Cambalache. 5* Susana compromiso
25-04-2009 Redactado de una forma que me permitió deslizarme comodamente por la historia. escofina
20-11-2008 Muy buen texto, me gustó, beso Mónica PENSAMIENTO6
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