Mágica, así apareciste aquella tarde en un día imaginario
Entre una melodía de ensueño y una canción con ecos de tambores
Con la espesura de tus cabellos acariciado por la suave brisa septembrina
Alegrando el ambiente con esa sonrisa que me cautivó.

Tu rostro se dibujó en una esquela de emociones al ritmo de la música
Tus ojos iluminaron ese pasaje lóbrego que preferí seguir.

Mágica, tu mirada que con su dialéctica precipitó los latidos de mi pecho
Desgajando mi alegría que por un instante se desbordó con mi canto
Y esa voz surcó esa distancia que nos separaba canturreando al unísono
Mil versos que se esparcieron con galanteos a esos ojos que me cautivaron.

Fue solo un momento y ese instante dejó trazas en mi página blanca
Donde garabateaste tus anhelos y pintaste tu nombre de ambrosías.

Mágica así llegaste, si, apasionada, llena de gracia, embriagando mi ausencia
Que se volvió diáfana con tu encanto y esa mirada primaveral disipó mi tristeza
Ahogándome el ímpetu de robarte un deseo, así te vi, mágica en cuentos de hadas
Encantadora de almas nobles, seductora de viejos anhelos y querubín de ilusiones.

Maravillosamente etérea como vuelo de torcaz en el madrigal de mis emociones.