Sólo, sentado a la mesa en un cuarto oscuro,
enciendo un cigarrillo y comienzo a recordarte.
Qué insistente se hace la resonancia de tu cuerpo en mi piel.
Aunque sólo fueron unos instantes que estuve contigo,
esos instantes perdurarán a través de mi vida, y si mi vida es eterna,
la eternidad será testigo de esta promesa.
Ahora siento escalofríos , al reconocer que no te veré más.
escalofríos que cruelmente hieren y provocan hendiduras en mi pecho.
Sé que mi paso por tu vida, fue un fugaz relámpago que te iluminó unos instantes,
pero la imagen, de tu ser para mí, no se ha ido y no se irá.
Sólo, sentado a la mesa en un cuarto oscuro,
se me apaga el cigarrillo, se me olvida de que existo.
afuera, la vida sigue su caudal, y en ese caudal hay una piedra varada,
cual mis sentimientos de felicidad atascados por tu ausencia.
Afuera es noche, afuera es triste, y si la tristeza es un espíritu,
está acompañando a este solitario, en un cuarto oscuro, con un cigarrillo acabado. |