LA NIÑA

Ahora al pensar en mis recuerdos,
recuerdo una noche oscura,
que su manto negro ceñía
sobre una niña ,que 6 primaveras tenía.

En un campo se encontraba
sola bajo la luz de la luna,
las estrellas la observaban
con preocupación y amargura.

Que callada estaba la luna,
que silencio el árbol viejo
que quieta el agua en la laguna
que apagado el sonido del viento.

La luna era su único testigo,
de las intenciones del malvado
con engaños se acerco a la niña
acariciándole la tez con su mano.

Pequeña no tengas miedo
pues nada tienes que temer,
si eres buena conmigo
mi regalo yo te daré.

Esperando sola en el silencio
con un miedo aterrador
la niña es atacada
por un vil depredador.

Amarrándola del vestido
para que no se escapara,
quiso acariciar con su zarpa
la flor mas anhelada.

Resbalan las lágrimas de la niña,
por sus mejillas rosadas,
llorando estaban las estrellas
sin poder ayudarla.

Se oyen gritos en la noche,
por el malvado que no la deja
abusar de la niña pretende,
en esta noche tan negra.

Continua...


Los gritos los transportó el viento
a un hombre que plácido dormía,
se despertó sobresaltado,
Y corriendo acudió en su ayuda.

El malvado que lo escuchó,
de un golpe soltó a la niña
al suelo calló llorando,
y él cobarde emprendió la huida.

Corriendo el hombre alertado,
se acercó donde estaba la niña,
cogiendo su mano en su palma,
queriendo compartir su desdicha.

Serían sus brazos extendidos,
el refugió de la niña,
y sería en su regazo
donde llora la chiquilla.

Que tristes estaban sus ojos,
de aquella chiquilla dolida,
que tristes llenos de lloros,
que tristes sin alegría.

No llores más chiquilla,
que no quiero verte triste,
quiero ver la alegría,
de tus ojos cuando ríes.

En su dulce despedida,
palpita la vida en sus manos,
llenaste con calor y cariño,
un corazón casi abandonado.

Genaro, que así se llamaba,
en esa noche negra y callada,
nunca olvidaré ese nombre,
que Salvo mi vida herrada.

Allá donde yo esté
siempre Tú estarás,
y allí donde yo valla
siempre te quiero recordar.



Historia real.