"Porque en tus ojos están mis alas
y está la orilla en que me ahogo"
Carlos Varela
Y comenzó la historia de la mujer que tirita cuando te lee, la historia de la mujer cuya loba interna aúlla cuando te siente cercano y cuyo campanario repica cuando sabe de tus misas clandestinas y de tu hostia consagrada.
Estoy azotada, sufriente, oceánica; tengo rasgados los pétalos como una rosa de escarcha, triturados los sueños de la esperanza, me expongo partida en dos como un durazno maduro.
Sí, la historia de la mujer húmeda, de la hurí ajada que te espera, de la hechicera que bebe conjuros de olvido de tu mano. Siente cómo palpita su entrega, cómo moja sus valles, cómo violenta sus cárceles, cómo baja sedienta de una sed que no le pertenece. Mujer extemporánea, de otros tiempos, de otras horas, para otros amantes distintos a ti.
Continúa la historia porque soy tu mujer de lluvias y flagelo tu cuerpo con mis tormentas calientes, porque soy mujer de oquedades, de silencios y de ausencias, tu mujer de hielo, porque me derrito en ti.
Mientras tú existas, seguirá la historia.
MILITA |