Bajó del avión y lo vio a él. Lo reconoció inmediatamente, aunque no lo hubiera visto desde hacía muchísimo tiempo. Habían pasado exactamente 50 años desde la última vez. Recordaba, con dolor, e esa mísera tarde de verano, en la que siendo dos adolescentes, sus padres los habían separando. Se amaban tanto que ni la persona más mentirosa del mundo lo podría negar. Su vida transcurrió en ese instante muy rápidamente. Se acordó de sus hijos, y también de su esposo, a quien había amado hasta el día de su muerte, pero nadie, ni siquiera él, hubiera jamás podido superar el amor que ella sentía por Bautista. Y al verlo allí, con sus ojos surcados de arrugas pero igual a medio siglo atrás, su corazón comenzó a palpitar con fuerza. Sonrió, mirándolo con nostalgiay lo abrazó fuertemente. Porque él iba a ser siempre de ella, y ella siempre de él. POR SIEMPRE