Con ese "cuack", Derian me abrió la mente: uno de un pato.
¡Adentro! Esa, hombre, vamo con la criolla nomás. ¡Jajaja! Aguantame que las traigo a la Ingrid y a la Solange, que cantan que da miedo. ¿Chicha? ¿Alguien dijo chicha? ¡Vamo con la chicha pal gaucho nomás! ¿No se comerían una buena milanesa a caballo? Pinta pal diente libre a la noche. ¡Chicha por acá, Albertito! ¿Sabe cuál es el secreto de la chicha, don? Si no la sabe no es salteño, pues. La chicha, hombre, la hacen las damas. La mujer se mete manises en la boca, los masca como coca y los escupe en el mortero. Ahí los muele, vio. Y despué, de la fermentación se encarga la Pachamama. Mujer virtuosa la salteña. El secreto pa la buena chicha es que la mujer tiene que estar bien guapa, sabe. ¡Adentro! ¡Eso! Ahí tiene por qué la chicha de mi negra lo tiene descompuesto, don. ¡Jaja! Que no me oiga la negra que se me pudre todo en el catre. ¡Vamo, Albertito, traiga la chicha pal señor! ¿Adónde se metieron la Ingrid y la Solange? Ah, con razón. Sabe, don, tengo dos hijas trabajadoras. Uno cuando las ve crecer tiene el miedo de que se le pianten como gallinas, sabe. Pero estas dos negritas son del padre. Andan metidas en los corrales, meta ocuparse de los animales, vio. Dicen que un pato me anda medio mal. Yo no sé qué cuernos, no entiendo de ciencia. Algo del estrés. ¿Tiene idea, don? Me dicen que un pato anda con estrés. Que no pega un ojo, que come su propia porquería, que se arranca las plumas. Primera vez que escucho que un ser vivo oriundo de Salta ande con esto del estrés. Y qué va a ser, don. ¡La chicha, Albertito! ¡La chicha! |