¿Donde estas mi amor?

El tiempo pasa lentamente cuando esperas ansioso una llamada y más, mucho mas lento aun cuando tienes tanta rabia. Buscas distraer tus pensamientos para olvidar que esperas pero no, es inútil; es como un chicle caliente que se te pega en el zapato cuando caminas y tratas de deshacerte de el restregándolo contra el piso ó dándole patadas al aire, al final terminas con el otro zapato enredado también en la maraña viscosa con olor a menta ó cerezas calientes. Suena el teléfono y tu corazón se dispara a galope tendido, lo sientes en tus oídos, lo sientes en tus sienes… “¡al fin!” gritas eufórico en esa soledad que te consume…. “¿Si?”…. “¿Eres tu?”... nadie responde del otro lado; piensas que fue una ilusión, que has perdido la razón e intentas de nuevo: “¡alo, alo, alo!”…., pero nada, y esperas y sigues esperando en silencio una voz del otro lado que te diga algo, pero nada. Cuelgas rogándole a Dios que te ayude, que te de paciencia para soportar esa tortura que lleva ya cuatro días con sus noches insomnes que parecen no terminar nunca . Las colillas de cigarrillos tapizan el piso como un millón de insectos muertos: inmóviles, doblados… mordidos. Miras a través de la ventana de tu habitación y notas que el sol del quinto día se asoma sigiloso entre las nubes. Pronto no tendrás más que fumar, de nuevo te preguntas si vale la pena todo esto, si vale la pena toda esta locura y una sonrisa de esperanza se dibuja en tu rostro.

Valerio Rivas
Noviembre del 2008