El mordisco que le faltaba a aquella hamburguesa parecía no tener importancia, ya que además de ser doble, tenía una ración extra de papas (patatas fritas), y la salsa golf estaba esparcida con una uniformidad sorprendente. Sin dejar de lado el gran vaso de una fría y suculenta gaseosa, que hacía sombra al helado de frutas frescas decoradas con galletitas de chocolate. Y por si eso fuera poco, en aquella mesa existía un boleto de lotería… Y sí, adivinaron. Era el boleto ganador.
Aquella prosperidad se había convertido en hielo, luego de escuchar el gemir del mordisco que le faltaba a aquella Délite (hamburguesa con cebolla), olvidando su propósito, su razón, su olor a carne, papas, helado, gaseosa, vida, riqueza, felicidad… etc.
Pronto el mordisco dejó de gemir, y quedó inerte, tal como el infortunado hombre que lo tenía atascado en su muy mezquina y diminuta tráquea.
Will
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