Y
así
al crepúsculo
menguado de luciérnagas
traes la noche
tiznada de sombras,
Y en tu pelo un clavel
y en el clavel…
tu pelo;
el aroma
una historia,
me inventa de ti,
después
soy lo que creaste,
después
el perdón te cubre,
y después…
Ya no importa;
la noche es oscura
y por ella pasamos
de la pre luz, al sol,
somos invisibles
¡no quiero verte!
no quiero
eres invisible
¡no quiero olerte!
Nadie puede decir que no,
que no estas, si inundas cada
rincón del aire,
crispas tu aliento,
concédeme tu tibia carne
también tu pelo:
acariciando un clavel con esencias,
tus finos pies caminando huellas

Solo y tu

Sola y yo

presencia y ausencia
solos nosotros
somos
luz
y día
y sombra
y noche
y dos ciegos
que no necesitan verse…