Sin vuelta atrás
En la calle Pinares estaba sentado leyendo el libro nuevo de un bisexual que cuenta su vida en Brasil, no era muy interesante pero a lo menos me saciaba el ocio que sentía.
Cambiaba de página sin ganas, creyendo en cual párrafo sale si abra echo este tipo alguna orgia, no es que piense todo el tiempo en ello pero era la tarde mas aburrida del mes.
Los autos pasaban una vez a lo lejos, solo se escuchaba el rugir del león del circo pobre.
Cerré el libro, tengo que señalar que tenia un diseño poco claro, la tapa roja hacia pensar que era un libro interesante como uno de filosofía o ética contemporánea.
Lo puse debajo de mi brazo izquierdo y camine lo mas lento posible, en realidad no quería llegar a mi hogar.
Cruce la calle rumbo abajo quería llegar al río, los pies se me iban solos, la espalda me empujaba, pensé en caer pero reí echando burla a quien pensaba que lo haría.
Llegue al río estaba quieto, esta pensé que me hablaba susurrante buscando la manera de decirme “métete, métete”…
En fin lo hice.
los zapatos fueron a dar a un nido de pájaros , la chaqueta “querida” ,a un atado de malezas ,los pantalones revueltos en la arena, solo me quede en camiseta ya que estaba arto de esa camisa que huele a laboratorio.
El agua tibia, mis pies se sumergieron aliviados me senté en un tronco, mire a mi alrededor cerré los ojos dando un suspiro que temí que lo escucharan los pájaros que estaban a mi lado.
jugué un rato con los dedos de los pies, salpique hasta mi ropa interior sentí el placer de tener compañía, en realidad recordé lo que se sentía estar enamorado, loco por una mujer de mirada dulce , que sepa todo y a la vez que lo callé tan solo con sus manos.
Pero no era así.
Mi mujer duerme, mis niños ya no lo son…
Ya no tenia vuelta atrás ya tengo una vida sea lo que sea es algo echa por mi o por alguien que se metió en mi mente y lo enfango todo.
Me vestí y fui hacia arriba me tope con la que se suponía que dormía.
Dime, ¿donde estabas?-dijo ella moviendo sus ojos para todos lados
Por ahí…-respondí
Pero sabes, no soy yo eres tu.-le dije sin piedad.
Al día siguiente volví a la calle Pinares, la tarde ya no era aburrida, el libro ya era entretenido pero no había ningún maldito párrafo de orgia.
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