Miércoles 6 de mayo de 1997
Me pareció lo mejor escribirte esta carta hace 7 años, porque si la escribiera ahora la realidad me diría que ya es tarde para todo, que ya el tiempo dejó en nosotros los carteles de las rutas a seguir, y que desgraciadamente son distintas. Ya la realidad que soñábamos es nuestra y ahora es otro el panorama ante el cual hay que luchar (me cuesta asumir que después de tamaña cantidad de días, segundos, minutos, acumulados sigo soñando con lo mismo y trabajando para ello, solo que ahora te veo lejos, la vista se me nubla de lagrimas, y vos no estás acá para que yo apoye mi cabeza sobre tu pecho y llore como un niño.) Debo seguir luchando, porque a pesar de los achaques que recibí, de las paredes contra las que golpeé mi cabeza una y otra vez, mis sentimientos e ideas siguen tan radiantes como ayer. No he dejado de creer en el amor, aunque ahora me cuesta un poco mas entregarlo, no sé si he aprendido o he retrocedido, realmente no lo sé. Peleé y quise cambiar el mundo, (Loca, loca idea ¿no?) pero me di cuenta que no todos son como nosotros, no gozan de la habilidad para comprender las trampas y engaños a las que nos someten para dominarnos fácilmente (Yo tenía esa idea en mi cabeza: que el mundo éramos nosotros, pero aprendí que somos una pequeña parte de un todo que puede hacer cosas pequeñas, que con el tiempo se hacen grandes para ese todo) y ahí cuando estaba sumergido en mis sollozos, pude verte en un sueño, me abrazabas y me decías “ya va a pasar, quedate tranquilo, ya va a pasar”, podía sentir la piel de tu cuello en mis labios y como las lagrimas tuyas se fundían con las mías y caían por nuestras caras. Luego los caballos corriendo locos, furiosos y descontrolados por la calle buscando su destino. Estamos cerca, todo se va a dar tal como lo pensábamos, ya no habrán mas distancias que nos separen y la tierra nos va a llevar hacia los valles mas fértiles de la vida, ya no habrá mas pena. Es solo un pequeño esfuerzo, los años nos darán la fuerza cuando el río nos quiera llevar, ya no habrá más peligros, el verde relucirá en todo su esplendor y lo que planeamos allá lejos, siete años atrás, será nuestro presente.
Ako Harowen
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