El Hombre Viento vive de pasión.
Busco entre hojas sueltas, las desato de su cadena, las separo de su nido, juego con ellas moviéndolas de aquí a allá, oyendo como se doblan, revisando su color, y gozando de su fresco aroma, disfruto todo el jugo que me pueden dar, luego, cuando ya su cadencioso temblar no da con mi ritmo, cuando secas de haber me entregado todo su elíxir están, las dejo sin fuerza en el suelo, ahí posadas, las dejo a su suerte, a su destino, la mayoría solo les resta el esperar ser pisadas, y su ultimo canto se oirá como un crujir, talvez alguna corra con la tremenda suerte de ser levantada por alguien a quien aun estando caída le parezca maravillosa su belleza, y que en verdad aprecie lo que es, una verdadera diosa creada de la naturaleza.
Pero para mí, ya no tienen valor, lo pierden al momento de entregarme todo lo que deseo tener de ellas, su verde pasión.
atte.: El Hombre Viento
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