En este contexto hipervirtual, donde todos caminan apresurados, ven imágenes vertiginosas, que saltan sobre tos ojos reclamando furtivas apreciaciones, yo tengo una amiga, se llama Lucía.
Nos compenetramos, nos escribimos diariamente, nos mailiamos asiduamente.
Nuetra web es amiga de nuestras confidencias, y no he encontrado a alguien tan capaz de saciar mis dudas existenciales.
Con afecto entrañable, y con sincero penar no abriré la web jamás de la misma manera.
Encontrarme con tus respuestas era pues una algarabía de compenetración, consejo, ayuda, complicidad, astucia vivencial.
Te extraño Lucía y te sigo queriendo.
fely