Que ganas de gritarle al mundo mi verdad, que las risas que ven son de falsedad y esforzada resignación; que ganas de agarrar al orbe de las orejas y zamarrearle con tinta añeja que mis labios y mohines brillantes son antónimos de lo que hay en mí.
Yo que tanto aborrezco la mentira heme acá sumergido en la bulimia de seguir mintiendo y timándome ante la verdad que me atiza el corazón, heme acá engañando al mundo con que soy feliz, ya no me importa, ya no busco nada, ya no soy un ser oscuro, ya no odio, ya no sufro, ya no lloro, ya no espero… ya no amo
No descascaren mi sonrisa que verán mi boca cerrada, no destapen mis párpados que las aguas estancadas caerán raudas inundando mi país de pretéritos anhelos y verbos desganados, no me pregunten como estoy que les mentiré con un: muy bien ¿y tú?; no me abraces que podría quedarme ahí en busca de protección, no pretendas ni me pidas que te diga la verdad, que mi alma negra rompería las cadenas, los muros acéricos inundando el mundo con la verdad…
Déjame mentir, déjame decirte que soy feliz, déjame engañarte mundo absurdo que soy un humano más que está conforme con lo que le tocó elevando esa plegaría resignada, facilista, esa disonancia cognitiva que todos hemos dicho alguna vez “Dios así lo quiso” |