Una constelación de palabras
allí puestas detrás del oído
donde resuenan perfumadas
de una brisa de tu boca
de una mínima mirada.
Un lento susurrar de gemidos,
abatidos por el detenido tiempo,
de una fuente amurada al oro.
Quisimos fronteras en primavera
la flor en el vientre del riego.
Quisimos los cuerpo unidos
de eternas caricias de hierro
con cintas de espinas
cadenas de frágiles eslabones.
Un montón de nada
saliendo del nítido aliento
del grueso viento que corre descalzo.
Somo un bloque de afecto
de un isbert desnudo
sin hojas de lluvia
ni viento de polvareda.
Texto agregado el 13-11-2008, y leído por 151
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Lectores Opinan
28-06-2010
Muy hermoso, me desconciertan las faltas de comas y puntos un poco para la lectura... nikita