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Cuando me despierto el reloj marca las 16:33, aun así todos en la casa duermen. Dicen que es porque casi no entra luz por la ventana. Empiezo a sentir el malestar cuando intento moverme, me duele el estómago y siento la cabeza pesada. Con dificultad me levanto para ir al baño.

Después de dormir doce horas es difícil despertar del todo, por eso mis ojos se abren solo lo necesario como para que pueda adivinar mis pasos pesados y lentos. Voy atravesando el living que conduce al baño y en ese trayecto recuerdo subitamente todo lo que pasó ayer. Ahora viene el dolor de cabeza con todos los demás síntomas consecuentes de una buena borrachera,
-¡Quéchuchaquihijueputaa!- exclamo queriendo invocar a cualquier dios piadoso que me cure del mal.



¡Qué ganas de un encebollado o un cebiche de concha con ful limón, chugcha!

Este será quizas el momento perfecto para probar mi innovador método quitaresacas patentado....

SACASACASACALARESACASACASACATASALASACAS
Sáquese la resaca en cuatro sencillos pasos

1. Compenetración mística con la sensación subjetivizada.
Estamos invocando al espiritu maldito del chuchaqui para que nos posea y nos libre del dolor causado por la conciencia.
Pronuncie con los ojos cerrados y en posición de plegaria la siguiente oración:
"El malestar me atrapa por completo, me entrego a esa sensacion sin miedo, y la hago parte de mi. Soy el guayabo, soy la resaca, soy el chuchaqui, ¡Soy el alcohol en mis venas!" Relajar. Inhale, cuente 1, 2, 4. Exhale por la boca soltando el aire en varios soplidos cortos y fuertes. Repita hasta sentirse cómodó y entonces proceda con el siguiente paso.


2. Recorremos mentalmente nuestras vísceras, hasta llegar al higado saturado de alcohol (en esta etapa la concentración es tan esencial como la creatividad imaginativa, se recomienda visualizar el órgano afectado representándolo lo más pútrido y nécrido como sea posible), enfocamos, nos compaginamos, nos fusionamos y nos bañamos de esta aura enferma.

4. Ahora necesito un impulso...
Abrimos los ojos y... ¡Música!


Bailo frenéticamente y, ya que me duele moverme, me compenetro más y más con ese mareo (percibir la sensación de que el cerebro late y está siendo aprisionado por el cráneo es esencial para el éxito de este procedimiento).
¿Canto? No, balbuceo. ¡Sí, balbuceo desordenadamente dejando caer mi saliva! grito, gimo, eructo, tiro pedos, me sacudo... me canso, me canso mucho, me siento muy débil... se me nubla la vista.

Caigo estrepitosamente al piso... Me he desmayado.

Eso ha sido todo por hoy para el viejo Deivid.

Texto agregado el 13-11-2008, y leído por 69 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
16-11-2008 ¡Qué ganas de un encebollado o un ceviche de concha con ful limón, chugcha! 5* ZEPOL
 
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