Al fin había logrado colmar su ambición... ¡ Su casa propia!...
No era, en realidad, la construcción que deseaba, ni la que necesitaba, múltiples reformas deberían hacerse antes que pudiera mudarse a la misma, pero era lo que pudo conseguir dentro de su limitado presupuesto y de las escasas ofertas de los propietarios de la zona...
Un pequeño canal dividía en dos a la propiedad, dejando a la casa al frente y preservando un espacio libre al final del terreno, ya imaginaba el puente de madera que decoraría ese canal y permitiría pasar de un lado a otro, por el momento un simple madero cumplía las funciones de permitir el paso entre ambas márgenes del canal.
La casa en sí, estaba a medias terminada. Le faltaba hacer las conexiones de gas y agua, poner revestimientos y pisos, pintura y suplir imnumerables pequeños detalles de construcción que habían sido dejados de lado.
Pero, lo más importante, necesitaba expandirla, agrandarla, construir otro dormitorio y un taller, fuente de sus ingresos.
Pensó y repensó todas las posibilidades, unas con más posibilidades que las otras, algunas de costos exhorbitantes, otras locuras edilicias, otras... fueron directamente al tacho de basura... Al fin se decidió por un diseño, no era la Casa de la Cascada de F. Lloyd Wright, pero, para su limitado presupuesto y sus escasos conocimientos de construcción, cumplía suficientemente bien las premisas previas a su diseño.
Comenzó por trazar los lindes de la propiedad, luego prolongó los laterales de la casa original para que el diseño cuadrara en un paralelepípedo alargado, finalmente marcó las dimensiones de las habitaciones, las puertas, las ventanas, el nivel de terreno y comenzó con la construcción.
Lo primero que hizo fue cavar las bases de los cimientos, todo alrededor de la ampliación, con oquedades entrantes más pequeñas para los muros de división interiores, varios días trabajó al rayo del sol paleando las sucesivas capas de tierra negra, arcilla y piedra bola que componían los sustratos de la zona.
Ya casi al final de su cometido clavó por enésima vez la pala en el suelo y notó un pequeño hueco que quedó cuando retiró la palada de tierra... extrañado, pensando en qué nueva circunstancia retrasaría la construcción, ya de por sí demorada, se agachó y retiró la tierra suelta que cubría a medias el fondo de la excavación...
Grande fue su sorpresa y extrañeza cuando notó que el agujero del suelo seguía profundizándose, pensó en algún animal que había construído su guarida en ese preciso lugar, algún topo, o conejo, serpientes no porque no era zona de ellas, lo que más le llamó la atención fue que no había túnel de entrada, sólo un hueco a más de medio metro de la superficie...
Decidió agrandar la excavación, hacerla más ancha y profunda, hasta poner al descubierto todo el hueco para poder rellenarlo antes de seguir construyendo los cimientos de la casa.
Se puso manos a la obra, primero hizo más ancha la excavación para poder trabajar más facilmente en esa zona, a medida que agrandaba su excavación, más grande se hacía el hueco, midió con una madera la profundidad y se asombró cuando penetró más de un metro antes de dar con algo sólido que por el sonido parecía una piedra. De pronto cedió el fondo del pozo y se deslizó hacia abajo, quedó con los brazos agarrados al borde y las piernas pataleando al aire en las profundidades, tanteó desesperadamente algún lugar firme sobre el que pisar y no lo encontró, sus brazos, cansados del duro trajín de cavar, no pudieron sostenerlo mucho tiempo, cayó...
A los pocos días pasó por el lugar un grupo de visitantes, admiraron la casa, vieron las excavaciones que había realizado y se asombraron de lo abandonado que parecía todo en la propiedad, puertas y ventanas abiertas, herramientas diseminadas por el terreno, y unos cimientos casi completamente finalizados...
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