[[ Ciertos blogers están sacándole partido al odio esta semana,
no tiene mas fin que el que cada uno quiera sacar de ello.
Yo, me uno. Adelante a quién se anime ]]
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La veo huir y refugiarse.
Crearse un muro.
Inquebrantable.
Sueña a cada segundo,
cerrando esos ojos sin dueño,
con un butronero que se atreva a hacerle frente.
Se ahoga,
se resguarda,
se da vida.
Alivio.
Desnuda mujer onírica que se arrastra entre caretas.
Yonki de reminiscencias.
Sus ojos rubios tornáronse tequila añejo,
a cada gota derramada,
surcos de herida ahondada.
Rodéate de vida y siéntete sola - se repite-.
El sarcasmo siempre fue su tono.
La veo correr hacia no sé dónde con marcha pero sin rumbo,
si al menos fuera ave con instinto de pertenencia...
Hablar no habla, ni dice,
sólo un sonido gutural,
como animal, sale de sus entrañas.
Mirar mira,
he intento no fijar sus pupilas a las mías,
una vez sentí el embargo de su moral y su vida.
La rozas y te deja fría.
La hueles y te huele a niña,
pero yo ya caí en la cuenta,
segundos después serán de la garganta tus cuerdas
las que se desgarrarán como abrasadas
por el abrazo homicida de su fragancia que contra ti atenta.
Cada mañana la veo en la misma oquedad de La Inquebrantable,
asomada,
con la mirada brindada al infinito horizonte,
perdida entre sus bosques de hierbas mal cortadas.
Busca no sé qué con poco atino,
-apostaría mi juicio a que ella busca el suyo-.
Fruncido su ceño contínuo
terminó asentándosele de okupa.
Vocea sollozos a su alma,
soniquetes enmarañados,
ronroneos de plegarias,
...esperando anacrónicamente
a que en algún instante
algo sea capaz de demoler su realidad
y llegue a habitarle.
Y cuando se vea demolida entera,
en el momento menos esperado,
la veré empedrando un nuevo fuerte
cada vez más alto.
Arquitecta de desencantos.
Nhoa.
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