Miercoles 8,un dia como cualquiera,un numero mas,aparentemente insignificante.Sin embargo la tranquilidad tiene diarrea y lo cagara todo;esto huele mal y lo mejor que se puede hacer es taparse la nariz y salir a respirar a fuera;caminar pausado tratando de esconder la bruja que se rie por dentro.
Afuera nada cambia,el reloj alla en lo alto anuncia insultante que la hora llego,nadie se salvara y la ira del embriagado recuerdo se desatara sobre los pobres mendigos de consonantes inutiles,sin sentido,pero a lo mejor piadosas.El tiempo,sentado,distraido,se corta las uñas,para no arañar esta maltratada realidad soñada tantas veces,que hasta una frivola fantasia sera.
Y asi transcurre todo en camara lenta,miradas que se rechazan y se abrazan,neuronas soñolientas dispuestas a pensar pensamientos atractivos para suavizar los nudos que se arrunchan en la espalda y el reloj alli;testigo mudo,acusador;los minutos matan segundos y la sangre corre por la calle como agua bendita,sepultando los pasos y tranquilizando la memoria.La faena continua,es una pacifica guerra con soldados vestidos de fino coctel,donde las deudas son espadas cosquilludas y los sonidos expulsados de las cuerdas vucales son caballos huesudos que galopan elegantes en el timpano,aplaudiendo la pantomima que acabo mucho antes de empezar.
Pero igual alli estaba,en cuerpo y alma presente,siendo testigo testarudos de antiguos sucesos que se aspiran por los poros para no infectar los pulmones,para no guardar registro alguno de su existencia.El final llego,sudado,fastidiado por la intromision,no dijo mucho,pero golpeo fuerte;la presion en los oidos disminuyo un poco y la pobre cabeza quedo quizas mas loca y desordenada.
Este dia aparentemente insignificante y como cualquier otro,trajo bajo el brazo nuevos pellizcos que punzan como fieras pulgas,inyectando lagunas,ahogando sepulturas de vocales muertas quizas inutiles pero embriagantes como la palabra cerveza.