Diríase que no está muerto, es la luenga que pende y en la jamba sus dos dedos. Su cuerpo hiede, tal vez sea su recuerdo, hay un interfecto que aparece. El sol se ha puesto, mañana lo veré con ojos distintos como en mil amaneceres. Son los restos de un sistema del rojo sangre al gris ceniciento, camaleónicamente metamorfo. En absoluto discreto.
Texto agregado el 12-11-2008, y leído por 109 visitantes. (1 voto)