Ir solo por alguna parte, caminar sin saber a dónde. Perderse entre los sonidos que te rodean, cerrar los ojos y sentir.
El sol en el horizonte.
El calor sobre tu cuerpo.
La brisa que despierta.
El aroma del viento.
Miserablemente feliz, así soy. Por eso me gusta sentir el anochecer, y por eso no me conforma.
Las luces anaranjadas se encienden poco a poco, mezclándose su tono con el del sol, que muere. El viento sopla más fuerte, la oscuridad me resguarda, el césped me rodea. Subo a un árbol cercano, resguardándome en su dura corteza, entre sus frondosas ramas que se balancean.
Perderse entre los sonidos. Cerrar los ojos. Sentir.
Las ramas entrechocando.
El viento al silbar.
El frío sobre mi piel.
La tranquilidad.
La corteza lastima mi piel, las hojas la acarician. El viento me hace temblar y despierta mis sentidos, ayudándome. Huele a hierbas, huele a noche, a polvo y a humedad. Es viento, no es nada, y es tanto al mismo tiempo.
¿Qué es lo que busco estando aquí? No lo sé. Quizás sólo sentirme solo, quizás sólo quietud, quizás sólo recordarme quién soy.
Quizás sólo olvidarme de mí.
|