le vi acercarse a la puta... dijo lo que dijo. le escuché y supe que escuchaba a un dios. iba a seguir con el trabajo pero algo dentro mio, me jalaba. dejé todo cuanto hacía, mujer, hijos, padres, dinero por seguir escuchándole. el tiempo pasaba, tanto que un día pareció no ser de día sino todo de noche... lloré como un niño perdido. alcé mis ojos y supe que jamás volvería a ser como antes. seguí el camino de mi sombra y por un instante cerré los ojos y perdí la conciencia. en una especie de lugar lleno de personas alegres volví a verle. me dijo que no dejara que la oscuridad sea mi destino, que fuese de lugar en lugar y hablase como si él estuviera a mi lado. desperté y vi que un rayo de sol nacía en el fondo del cielo. me paré y seguí mi camino, antes, volví a verle y allí estaba, muerto, muerto aunque dentro de mí había un bello sonido que decía: sonríe, siempre sonríe... lo hice y pareció verle en todos lados en donde mirase... enloquezco, pensé. no, no es así... abrí la boca y sentí que de mis labios salía la misma voz que de mi corazón... desde aquel día no ceso de andar con la luz de mi alma en todos mis días y todas mis noches...

san isidro, noviembre del 2008