Comenzaremos con “erase una vez un hada, hermosa como más no sería posible. Su dulce voz que era para oídos humanos un susurro, era tal que endulzaba el ambiente con exóticas fragancias”.
Posaba ese día el hada en una piedra de un río majestoso. Sería a nuestros ojos una preciosa libélula, que te mimetiza en el color del río. Brillante era su imagen, por el brillo de sus lágrimas, así como el brillo del río.
El sol percibió la tristeza del hada, y se asomó para ver la razón que la acongojaba. No debía intervenir, era la sabia decisión del sol, así que se limitó a ver la continuación del cuento.
Había otros personajes en ambos extremos del río. En un lado furiosas figuras hermosas que no podían volar, aun teniendo alas en sus lomos. Del otro lado se aglomeraban criaturas horrorosas, de aspecto y olor, pequeñas, de colores brillantes; ni una se parecía a la otra.
Los lenguajes diversos hacían un escándalo aquel. Unos gritos de furia y otras voces piadosas. Quién podía saber lo que ocurría en el momento aquel.
–Bien, bien. Intervino la grave voz de un viejo gnomo, escondido entre una sombra y un tenue rayo de sol. Y elevo su voz a con una potencia que se sentía dolor en el corazón. Y siguió el gnomo –He visto venir e ir a esta hermosa hada. Debe ser terrible el mal que les ha hecho. Pero a mí me parece inaceptable es la manera en que pensáis que es correcto su vida a acabar.
Fue en ese momento que los destellos de aquellos instrumentos mortales aparecieron a su vista. El hada, solo les dio una miradita, y escondió su rostro para continuar su duelo.
–Preciosa ha sido el hada, pero mortal podría ser su maldad. Ha hecho conjuro tal sobre nuestras alas y ahora nos es imposible volar. Fina y de ensueño fue la voz que habló para apelar contra la vida del hada. –Morirá si esa es nuestra oportunidad de tomar revancha por su acción.
El gnomo que ya ni fuerzas tenía para discutir por su tristeza, voltio a ver a sus amigos de ese lado del río. No había belleza en ellos pero un corazón noble gobernaba sus acciones. Era obvio que el furor de las hadas las llevaría a cometer tal enmienda.
El dialogo pudo durar horas, pero ni se sintió el tiempo en aquellos acalorados momentos. En un instante siniestro un hada de un fuerte semblante fue sobre una mariposa a alcanzar la roca donde descansaba aquella hermosa hada. Y en breves segundos terminó la ejecución.
El sol que estremeció al ver el cristalino color de la sangre del hada correr sobre el río iracundo intervino. Brillo sobre ellos que dio un calor bárbaro enrojeciendo el ambiente.
–Insensatos, doblemente insensatos. Por su vanidad que no se han fijado por qué es que ha actuado de tal manera esta hada. Compasiva y maravillosa fue el hada. Una joven reina huía con el pequeño heredero de un reino humano. Trataba de salvarlo, pues su padre había sido traicionado por amigos de su corte. La reina cansada de la persecución murió y dejó al pequeño escondido en un rincón del bosque. Mi pobre amiga lo encontró y le ha cuidado desde el mismo día que le ha visto. Sus canciones llegaban hasta a mí. Me enternecieron en el alma. Le he visto volar de un lado a otro llevando comida al pequeño.
La razón del hada para evitar que aquellas pudieran volar era debido a que para llamar al invierno las hadas cantan pidiéndole al sol que duerma lejos de ellas y así se enfríe el bosque. El pequeño bebe no tenía esperanzas de vivir ante el rigor del invierno. Al darse cuenta de esto las hadas lloraron terriblemente.
Ciertamente las hadas son tan impulsivas. Y debido a esto llevan bajo sus alas una marca de una calavera que les enseña que no deben actuar de esa manera. Pues toda esta pena pudo haberse evitado de haber conocido el motivo del hada.
|