"Mira a la luz, y desaparécete." Dije a mi soledad, tan pegada a mi, no deseaba volar, tan solo estar, tranquila, aislada, buscando momentos torpes y grises envueltos de ridiculez y absurdo asombro. Todo termina en el olvido, en un rincón oscuro y caliente, sin consuelo pero con la certeza de que uno debía seguir, con el show.
"¿Cómo estaba esa fiesta?" Preguntó sonriente mi diablo quiso hacerse el serio un momento. Después se hizo a un lado, apoyando la espalda en la pared contaba el dineral que yo había perdido durante toda una mortal gira. Mortal en mi cerebro y sumando asco y mentira en afectos; mi diablo me miró serio, y después rió, miró al cielo como esperando y se fue, como hombre de negocios apurado, sin saludar. Yo no pude moverme, parecí sufrir cuando en realidad no sentía nada y estaba sentado contra una puerta que no era mía, cansado.
"¿Ahora sos feliz?" Mi vieja, ni un mate quiso tomar conmigo. Yo en silencio. Daba cierta pena describir toda una historia de fracasos y carcadas. Nunca supe defender lo mío. ¿Qué es un patrimonio sin padre, sin familia? El dolor caía en mi hígado y mi ego no existía.
"Duró lo que un pedo en aire"
Me vi cercado por la tentación, y así fue, sin prepararse, el dolor y el placer fue en una misma sesión. No hubo espacios para pensamientos, tan sólo frenesí, encanto superficial; caído como un tonto.
Espero no volver a tentarme a caer en el barro, sentirme ahogado, sin razón.
Rompo la ligadura que me une al espacio vacío, de piedra y neutral; seré capaz de ver mi cielo o no, eso es lo único que buscaré.
Y mataré este hambre inútil una y mil veces buscando algo externo, leal y convincente.