Ella
Una suave melodía se colaba por mi ventana procedente del apartamento vecino. Otra vez era Ella la que cada tarde a partir de las siete ponía a mi casa su particular banda sonora, subyugándome y meciéndome con sus melifluas variaciones. Cada tarde las melodías elegidas y mi espíritu se fundían en perfecta armonía….. era lo mas cerca de la felicidad que mi humilde existencia había llegado, o al menos eso creía.
Alguna tarde cerraba la ventana que daba al patio de luces y me quedaba pegado lo suficiente para poder percibirla. En lo más profundo de mi alma deseaba oírla y saber que Ella estaba allí, aliviando mi soledad. Presentir su presencia era un pequeño hilo conductor que me unía al mundo real de los sentidos y la música de cada tarde no hacía mas que despertar mis sentimientos anestesiados que se solazaban a sus anchas durante el tiempo que la melodía acariciaba con dulzura mis oídos.
La abstracción solía durar poco más de media hora, después, en mí interior, se volvía a instalar la nada y el constante reproche: . – ¡Cobarde!, si sabes donde existe una posible puerta a tu felicidad ¿por qué no haces algo? – me decía cada tarde y me repetía cada mañana cuando anhelaba que la tarde volviera a llegar.
El tiempo pasó y la rutina un día desapareció, de raíz, sin avisar, dando paso a un vacío singular, hueco de oquedad, huérfano de armonía y de inconmensurable melancolía. Un día tras otro acumularon semanas, luego meses sin Ella y la desesperación me hizo actuar. Si, aunque pueda parecer poco verosímil pasé a la acción, Ella, a su manera, me lo había pedido.
Durante unos días, a través de la mirilla controlé todos los movimientos del apartamento vecino y una vez juntado el valor necesario y pertrechado de la suficiente autoestima para no sufrir un colapso, me hice el encontradizo en el ascensor durante un par de días, con unos medidos –buenos días- y –buenas tardes- hasta que fui capaz de abordar la situación en toda su dimensión, espetándole:
- Por cierto, ¿Te importaría decirme cual es el CD de Ella Fitzgerald que solías escuchar cada tarde?
Aparentando una marcada extrañeza no supo decírmelo, acababa de mudarse y no tenía ni idea de lo que le hablaba. No obstante alababa mi gusto musical, ya que adoraba el jazz y el swing. Una cosa llevó a la otra, una canción a otra, un cantante a otro y es hoy que ella, Ella y yo compartimos apartamento,…... Let's do it, let's fall in love….!!!!
Dedicado a mi mujer, mi Ella. |