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Una hermosa mansión perdida en la mitad de la nada. Todo el dinero y el poder reunido con sus mejores galas en el anonimato. La luna vigila la noche desde su posición de privilegio. La maleza rodea la casa y enormes setos crecen tras las vallas que guardan el cuidado césped que contrasta con todo lo que la rodea. Las rejas son clásicas y antiguas. Están algo ennegrecidas por el paso de los años. Y las paredes recién restauradas expresan todo su poderío colonial.
Bellas mujeres con lujosos vestidos valorados en más de lo que podrían ahorrar cientos de familias honradas. Hombres apuestos con trajes de chaqueta las acompañan asidos a sus delicados brazos.Los coches tardan minutos en aparcarse en las sombras de cuan largos y pomposos resultan. Salen despacio, con cuidado de no tropezar en la tierra con los altísimos tacones escogidos para la ocasión. A nadie que acuda allí le importa mucho el mundo, pero sí es importante ostentar lo bien que viven robando.

Un mayordomo los espera en la puerta principal.

-Señores... Señoras....-dice recogiendo chaquetas y bolsos.

Con una sempiterna sonrisa en los labios. El poder del dinero hace callar a cualquiera. Todos pasan sin ni siquiera mirarlo. Altivos. Seguros de que sólo su propia existencia es real en este mundo, y los demás sólo son meras comparsas. Pero el mayordomo en su fuero interno no lleva resentimiento. Esta divirtiéndose con la farsa.
Los invitados van entrando al salón. La música va fluyendo. Las parejas se van formando. Comienzan los bailes. Joyas instrumentales de unos músicos bien pagados indican que la fiesta ha comenzado.

Las sonrisas de esas gentes importantes tienen un aire de indiferencia. Nada importa lo suficiente en ese rincón de lujo desmedido que han puesto allí esa noche para su gozo y disfrute. Degustar exquisiteces exóticas de todo el mundo cocinadas con técnicas imposibles y absurdas. Solidarizarse hablando unos con otros al tratar vanos asuntos cómo la bajada de sus casi infinitos beneficios.
Dulce felicidad de los crueles que por un momento tiembla. ¿Fue eso un temblor? Una sofisticada pirámide gelatinosa de caviar con fondue de chocolate vibró sobre la larga mesa de buffet. Ese temblor aumenta, y nadie reconoce de donde procede aquel movimiento. Se miran acusatorios algunos cómo si realmente tuvieran poder sobre todas las cosas. Y el movimiento del suelo vuelve. Aumentado. Deslizan sus pies en un baile desenfrenado, quizás el más rítmico de los movimientos que inundara su previsible y aburrida vida hasta el momento.

Los platos patinan en la mesa, y caen al suelo junto a los vasos que se vuelcan. Trozos afilados de lujosa cerámica para recibir a los que pierdan el equilibrio. Y las vajillas han liberado su interior, manchando el impecable suelo,transformándolo en un lugar viscoso donde situar los pies. Se pegan a él, apenas les deja libertad de movimiento.
Ese movimiento del suelo hace resentirse los marcos de las ventanas. Y los cristales saltan en pedazos. Junto al sistema eléctrico que les deja a oscuras.


La noche abraza y funde la mansión en la oscuridad convirtiendo aquel recóndito lugar en un lugar desagradable e inhóspito. Empiezan a sentirse incómodos.
Un par de personas cayeron al suelo y se cortaron. Al sentir quejidos de dolor en la oscuridad muchas mujeres gritan. Gritan y corren de un lado para el otro. Algunos hombres se refugian bajo las mesas pero resbalan y se cortan. Y al oírles quejarse más mujeres gritan. Muy pocos hombres se quedan parados con su copa de champán en la mano. La frialdad del poder no se deshace siempre con facilidad.

Cuando todo ha pasado...el miedo aún sigue latiendo en sus corazones. La angustia hace que la respiración se vaya haciendo cada vez más dificultosa.¿De donde vino ese temblor? La gente herida por los cristales o trozos de vajilla se vendan con servilletas. Pero de dónde vino ese terremoto es la pregunta que ronda la mente de todos. Y nadie se atreve a hacerla en voz alta porque nadie sabría responder. Así que tiran la puerta al suelo de una patada pues esta encallada y rota. Y van saliendo con las caras sucias y los trajes manchados. Algunas mujeres salen con el vestido hecho jirones por haberlo utilizado para vendarse mejor sus brazos ensangrentados. Son la flor y nata de la sociedad pero ninguno se preocupa por los otros.
Afuera una lechuza que había sobre la verja levanta el vuelo y se aleja. Esta noche no va a volver por allí. La gente que sale ve la tierra muy revuelta. Los coches que fueron aparcados ahora son hierros retorcidos, afilados y clavados cómo colmillos que surgieran del suelo. Huele a tierra removida y quemada. Y hay una enorme brecha en la tierra. Es negra cómo la boca de un lobo, y sirve de entrada a este mundo a extrañas formas que ascienden.

Súcubos alados aparecen en el cielo. Y una pareja de humanos se da cuenta y las señala chillando.
-¡DEMONIOS!
-¡ALLÍ! ¡SON DEMONIOS!


Surcos recién hechos atraviesan la maleza por el lindero de los que salen agazapados seres que se arrastran estirando sus largas patas terminadas en pinzas aserradas. Y chasquean sus dentadas pinzas preparándose para la inmediata cacería.
-¡POR DIOS DE TODOS LOS SANTOS!
-¡VAMOS A MORIR TODOS!

De las profundidades suben musculosas criaturas con cabezas y torsos humanos pero cuernos y traseros de carnero. Sus caras semi humanas brillan de sudor a causa de su fiebre asesina. Y su mirada esta totalmente ida cómo la que tendrían unos peligrosos perturbados mentales con ansias homicidas. Y miran a los humanos.
-¡ESA COSA ME ESTA MIRANDO! ¡VA A POR MÍ!

Figuras mitad humanas y mitad serpientes han salido riéndose. Sus risas suenan a cascabeles que anuncian la muerte. Salen contentos y dispuestos al asesinato cómo todos aquellos que ya han conseguido escapar de la prisión que los encerraba. Y están sedientos de castigar a la humanidad que les robó el mundo que una vez fue suyo.
-¡SE RÍEN! ¡VAMOS A MORIR Y SE RÍEN!

Bestias bicéfalas a cuatro patas aúllan animando a otros diablos que ascienden por la brecha. La tierra cruje cuando salen a la superfície. Todas las criaturas que llegan al aire libre van sintiendo de nuevo la libertad de la noche en sus satánicos huesos.

-¡VIENEN MÁS!
-¡QUE ALGUIEN MATE A ESAS COSAS!

El cielo se carga con nubes de tormenta. Cientos de ojos vigilan la escena desde el bosque, escondido entra las ramas de los árboles que los protege de la ira surgida del infierno.
-¡NO QUIERO MORIR!
-¡QUE ALGUIEN CON UNA PISTOLA LES DISPARE!

Un tipo gordo, estúpido y valiente saca una pistola y dispara en vano hasta agotar las balas. Una súcubo baja volando y le arrebata la pistola con una de sus garras mientras con la otra le levanta en el aire sosteniéndole la mano.
-¡POR FAVOR NO ME MATES!
- ¡NO QUIERO MORIR!

El gordo es arrojado a la brecha. Se escuchan Gritos de desesperación por doquier que suplican ayuda. Gritos que de nada sirven porque nadie entiende.
-¡SUELTAME!

- ¡SOCORRO!
Otro hombre valiente que va armado con la pata de una mesa es capturado y pierde todo su valor. Unas bestias astadas lo sujetan. Sus manos tiemblan y el arma improvisada cae al suelo. Dos garras se ciernen sobre su cabeza. Un grito se ahoga en sus labios cuando muere con un chasquido de su cuello. Pero no era violencia suficiente y las bestias le arrancan la cabeza que lanzan a la multitud de aterrados humanos.

Siguen esparciendo el aliento del infierno.Sembrando el pánico entre los pobres mortales que asistieron a la fiesta. Y ahora comienza la auténtica. Entre gritos los acorralan, surgen de todas partes, y los que fueran soberbios y poderosos hombres y sus engreídas mujeres corren ahora despavoridos chocándose unos con otros. Balbucean palabras sin sentido. Señalan temblorosos a diestro y siniestro, avisándose con gritos que carecen de sentido.

- ALLÍ!

- NO ALLÍ!
- ESTÁN POR TODAS PARTES!!!

- NO!!!
- NO QUIERO MORIR!!

Pero los gritos no los salvan de su destino. Los súcubos se deslizan en el aire, esparciendo sus carcajadas para quien quiera detenerse a oírlas. También esparcen desde el cielo miembros que cercenan con su demoníaca fuerza y sus afiladas garras. Manejan la batuta desde el cielo. Dirigen toda la obra bajo su criterio y antojo. Abajo: Dolor y lágrimas.
-¿MI PIERNA? ¡ME HA CORTADO LA PIERNA! ¡DUELE!

La pierna que arroja una súcubo desde el aire cae sobre una pareja. Chillan horrorizados y están rodeados por tres monstruos de bífidas lenguas que los mantienen presos en un rincón. Ella está muy asustada. Pero él es tan egoísta cómo los demás y la empuja adelante para salvarse. La chica mira sorprendida su propio sacrificio a manos de su ruin amor pero no le da tiempo a pronunciar palabra pues sus vísceras son derramadas por el suelo. Ahora el cobarde tiene el rostro surcado de lágrimas insignificantes. Todos son seres que minutos antes creían dominar el mundo. Ahora son ratas. Y mueren cómo ratas. Uno de los monstruos que les acorralaban le abre la garganta. Y así morirá con una mano intentando frenar la hemorragia, pero antes siente cómo el tercero de los monstruos le saca un ojo mientras suelta una risita, y con el ojo sano puede ver cómo se lo mete en esa boca de afilados colmillos y se lo come antes de morir.
-¡NO! ¡POR FAVOR! ¡QUIERO VIVIR!

Algo similar sucede alrededor. Todos son perseguidos por seres que se arrastran, vuelan o saltan ansiosos de aplacar la sed de matar que les domina. Sus lenguas los rozan mientras agonizan. No pueden soportarlo. Piden clemencia. Una clemencia que no les será concedida. Fueron a morir y recibirán la muerte.
-¡TENGO DINERO! ¡PAGARÉ PARA CONSTRUIR TEMPLOS DEL MAL!

-¡HARÉ LO QUE ME DIGÁIS! ¡SERÉ VUESTRO!
La Reina de los Diablos envuelta en un aura de fuego llega de la brecha volando y riéndose le contesta.

-Ya eres nuestro.
-¿QUE QUIERES? ¡SOY IMPORTANTE! ¡TE LO DARÉ!
-Quiere que te mueras. Tú y todos- dice el mayordomo sonriente desde el umbral de la mansión.

Una ráfaga de aire culmina la pasión de los malditos.
-Ya están muertos, amor- dice la mayor súcubo que el infierno ha conocido. La dueña de este apocalipsis.

Cuerpos inertes yacen en el suelo. Son víctimas de su propiamente típica crueldad. Sus vísceras han sido esparcidas con la misma indiferencia que sentían por los demás en vida. La hierba, los setos y los arbustos son rojos. La carnicería es poesía sobre la justicia.
El mayordomo se deshace de sus ropas y revela un cuerpo lleno de cicatrices que no es humano. Sus alas de íncubo se extienden con la misma majestad que las de su amada. Entonces baten las alas, se elevan juntos, y sobrevuelan el cielo seguidos de todos sus esbirros. Contemplan el paisaje. El infierno ha tomado posesión en la tierra. Y ahora será más justo que el cielo.

Texto agregado el 09-11-2008, y leído por 129 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
09-11-2008 ¡Uf! ¡Que cuento!!! una sátira social en forma de apocalipsis, muy bien lograda. Solamente un intríngulis, la frase final me deja un poco perpleja, ¿esos seres demoníacos de una crueldad absoluta pueden ser mas justos que los seres humanos, crueles, pero a pesar de todo, vulnerables? neige
09-11-2008 Excelente. Literatura de altura que refleja un talento excepcional y un oficio impecable de escritor. Al margen del contenido de la historia (con toda la profunda implicación social que encierra) me agrada, sobre todo, el uso adecuado del idioma y esa imaginación que sobrevuela la realidad con más fluidez que los demonios. 5* ZEPOL
 
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