Ahora sí. Sí, señor. Esto es un vino patero como la gente. A la pelota, qué cuerpo, qué textura, qué color, qué matices. ¿Da para otra ronda, Jacinto? Eso. Pasame un quesito, ahí va. Falta la Teresa Parodi y estamos hechos, ah. ¿Y esa panza, Jacinto? Eso es de los asaditos domingueros, no me venga. Hormigas de mierda, se te comen todo, ah. Pero mirá qué sol, mirá qué viña, hombre. Da para guitarrearla un rato, ah. Pero qué animal pedigüeño el hombre. ¿Qué más queremos, Jacinto? El tinto, el quesito, el salame, las cabras. ¿Se puede ser feliz así o no? Mierda que sí. ¿Sabe en lo que anduve pensando en estos días? No se me ría. En que la cara de una cabra es como la cara de una mujer. Mirá esa de ahí. Quietita, como recordando algo terrible. A mí que no me vengan los estudiados con que los animalitos no me tienen alma, porque sí que la tienen. Esa cabra tiene más alma que vos y yo juntos. ¡Carajo! ¿La viste? ¿Viste ese estornudo? ¡Así que también estornudan! Ni una mina estornuda así, Jacinto. Qué capricho de la creación, Dios me perdone. |