Triste historia de fatal desconsuelo,
uno herido y maltratado,
y otra sola en el suelo.
La larga espera se tornó en desespero,
los ojos cansados,
las mejillas un derrotero,
de las lágrimas caídas
como piedras del cerro,
cayendo sin prisa,
porque es mucho el desconsuelo.
Los caminos caminados
son largos y son sueños,
que impulsaron mi vida
más allá de lo que creyeron.
Por caminos nunca antes caminados
por nadie que se atreviera
a andar descalzo por las llamas,
a andar por sol y piedras.
Mas al fin, aqui estoy,
se ha terminado el desvelo
las noches imaginando
la compañia de tus dedos.
Que por mis manos se entrelazaban
como tejiendo un montón de rezos,
de miles de años rezados,
de miles de hermosos besos.
Aqui estoy ahora,
ya me llegó el momento,
ya no tengo nada,
paz, vida ni sosiego.
La espera fue en vano,
los caminos ya se fueron
se quedaron en el camino,
se esfumaron con mi fuego.
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