Tomé al azar un manojo de fotografías,
en una de ellas, una joven sonreía dichosa,
en otra, dos mujeres abrazadas, también sonreían,
sonreía la abuela aquella y el señor de corbata,
sonreían todos en aquel grupo, sonreía un anciano,
grises calles, noche enarbolada, con sol o con lluvia,
en todos los paisajes se bosquejaba una sonrisa.
Después de revisar cada fotografía
ya de vuelta en este mundo real, miré alrededor,
una mujer pasó por mi lado con gesto adusto,
otro señor arrastraba su desesperanza,
un grupo venía vociferando, nadie sonreía,
viniste tú y me miraste con carita de pena,
yo mismo, vi reflejada mi imagen en un espejo
y la preocupación acuchillaba mi frente.
Te propongo algo,
por favor, tómalo en cuenta, no lo deseches,
existe ese mundo ideal, en que la vida carece de asperezas,
un mundo bidimensional, policromo y frágil,
te propongo esto, no creas que estoy loco,
introduzcámonos en cualquier fotografía, vivamos en ella
y seamos felices por toda la eternidad…
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