Me permite ver una identificación, preguntó el oficial, Aquí tiene, Muy bien, sígame por favor. Pedro volteaba a ver a toda la gente que pasaba debajo. Había sido un impulso difícil de contener desde su infancia; imaginar la historia – la vida – de las personas que pasaban a su lado. Viendo a toda la gente, recreaba sus complejas vidas y sus interminables problemas; a esa niña seguro que la llevan al dentista, ese hombre seguro tiene una enfermedad terminal, ese otro está enamorado. Usted cree que algún día podamos levantarnos y decir que no tenemos ningún problema, le preguntó de una al policía, No…, no creo, respondió un poco sorprendido, Entonces para qué uno sigue tratando de resolver problemas si el más importante ya lo tenemos perdido, al final nos vamos a morir, Bueno, para no ser pesimistas, para que se nos olvide que nos vamos a morir no cree, Entonces usted no hace las cosas porque le gusta sino porque no se quiere acordar de que se va a morir, Se podría decir que si, No le parece que es como comprarse un Ferrari y manejarlo en automático, Sabe, realmente prefiero no pensar en ello, Qué lástima, Qué es una lástima, A ese hombre le acaban de decir que se va a morir.
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