Poema dedicado a mi reina, la dueña de mi corazón Venus Maritza [yetsenia]

Mis labios declaman tu precioso nombre a cada instante.
Al expresarlo escucho el eco de tu cadenciosa voz;
En los susurros del viento.

En los armónicos trínales de las aves,
En los murmullos de la naturaleza, en las aguas de un río.
Al clausurar las alboradas dándole la bienvenida
Al retorno del sol, un día distinto.
A la mañana cotidiana, una vida de esperanzas, eventualidad.
Cada despertar es un maravilloso acontecer.
Al pensar siempre en ti.
Brilla el universo, se alegra la vida
y se ilumina lo oscuro de tan solo contemplarte y extrañarte.
Me hechiza y encantas escuchar tu melódica voz;
Mientras vislumbro tu rostro dibujado en el cielo
Y las estrellas, noches apaciguadas de centellantes astros fugaces,
En el soplo que mima mi cuerpo;
Siento tus delicadas y compasivas manos
Femíneas.

El eco de tu voz
Es formidable y eminente, mágico e ilustrativo.
Mientras se armoniza…
El bosque y la flora y fauna, aumenta el caudal de un manantial.
Regresando la lluvia donde no acontecía.

El eco de tu voz
Es la presencia de la paz en medio de una guerra violenta.
El eco de tu voz es pacifismo
En una revolución donde se destalla la confrontación y polémica.
Dándole consigo tranquilidad y unidos los corazones enemigos.
Entre amistad.

El eco de tu voz
Es bellísimo canto, un pan de cada día,
Escuchándose a todas horas dándole felicidad
Y vida a lo marchitado y decaído
El eco de tu voz haces milagros en mí
Y me concibe vivir y ser feliz.
Autor John Anthony