- Haz vibrar mis huesos desahuciados
con tu voz de barítono sólo una tarde más,
una tarde que se confunda fortuitamente con el atardecer,
como aquellas veces que sonreías
por mi costumbre de sentir tu aroma
masculinizado por mis galopantes feromonas.

No confundas mi voz con las trompetas del sepelio
que me sonríe desde la esquina.
Y que no te asuste esta soleada lluvia
que arrecia sobre mis montes;
me acompaña desde que mis huesos se fundieron
una tarde de Octubre
de tanto bailar al son de las melodías
de tu casquivano saxofón.-


a:
S. E. F. Q.

26.10.2008